Segundo día. Tormenta, la Chiesa Nuova y la pizzería más antigua
Abandonamos la plaza de San Pedro y comienza la búsqueda de un lugar para refrescarnos, pues el día se presentaba con mucho calor y bochorno que presagiaba una tormenta. Atravesamos la plaza del Papa Pio XII, enfilamos la Via de la Conciliazione y nos dirigimos al pie del Castel Sant'Angelo. Aquí hay un pequeño parque con terrazas a la sombra, donde aprovechamos para tomar un refrigerio.
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Bandera de la Ciudad del Vaticano en la Piazza del Papa Pio XII |
Echando la vista al frente, descubrimos que esos arcos por los que acabamos de pasar pertenecen al Passetto di Borgo, ese paso elevado y cubierto que conecta las dependencias papales con el Castillo, y que permitía al Sumo Pontífice ponerse a salvo cuando el Vaticano era atacado.
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Il Passetto di Borgo |
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Final del Passetto, en el Castel Sant-Angelo |
Tras el refresco, echamos un vistazo al exterior del Castel Sant'Angelo coronado con la escultura en bronce del arcángel San Miguel diseñado por Bernini. Desde este punto hay una vista espectacular de San Pedro a través de la Via de la Conciliazione. Aprovechamos para disparar unas cuantas fotos.
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San Pedro |
Atravesamos el río Tiber por el puente Sant'Angelo, recubierto de mármol travertino y flanqueado por las esculturas de diez ángeles con los instrumentos de la pasión de Cristo.
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Castel Sant'Angelo |
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Tumba de San Felipe Neri |
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Rubens en el altar mayor |
Una vez en el rione de Ponte (distrito de Ponte), la climatología se muestra adversa con nosotros y comienza a chispear. Encontramos refugio en el pórtico de una iglesia que no conocíamos, y muy cerca de la pizzería donde queríamos comer. Como apretaba la lluvia, decidimos entrar a la iglesia y esperar un rato pues habíamos dejado los chubasqueros en el hotel. Nada más entrar se nos acerca un hombre que se identifica como guía y nos ofrece una audioguía con auriculares, por lo que hacemos la visita del templo. La iglesia de Santa Maria in Vallicella o Chiesa Nuova es espectacular, algo habitual en las iglesias de Roma, pero lo curioso es que no aparece en ninguna de las guías turísticas o páginas de internet que habíamos consultado antes del viaje. Se trata de una iglesia reconstuida gracias a San Felipe Neri, cuya tumba se encuentra en una capilla dedicada a él. En el altar mayor, pinturas de Rubens y por toda la nave frescos de los mejores pintores romanos del barroco. Los techos contienen frescos del maestro Cortona. Una delicia de iglesia.
Al final, llegamos a Da Baffetto, la pizzería más antigua de Roma situada en la Via del Governo Vecchio. Sus pizzas de estilo romano, con masa fina y crujiente son un placer para los sentidos.
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Pizzería Da Baffetto |
Tras dar buena cuenta de la comida, nos dirigimos a otra de las grandes plazas de la Ciudad Eterna, la piazza Navona. Tiene planta de circo romano, rodeada de bellos edificios y con tres fuentes, la fuente del Moro, la fuente de Neptuno y la increíble fuente de los Cuatro Ríos de Bernini, con un obelisco traído del circo de Majencio. Hasta la mitad del siglo XIX se cerraban los desagües de las fuentes y la plaza se inundaba de agua. Es una de las piazzas romanas con más encanto y más animación. Aquí nos sentamos en la terraza del restaurante Ai Tre Tartufi, donde tomamos los mejores helados de nuestra vida, justo delante de la Fuente de los Cuatro Ríos y al lado de otra de las iglesias emblemáticas, Sant'Agnese in Agone.
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Fontana dei Quattro Fiume |
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Sant'Agnese in Agone |
Desde aquí, nuevo paseo que nos lleva una vez más a la Plaza de Venecia y la Fontana di Trevi. Por el camino, la iglesia de Santa María del Loreto y la de Saint Paul's Within the Walls, la primera iglesia protestante de Roma.
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Santa María del Loreto |
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San Pablo Intramuros |
Para cenar, decidimos darle un capricho a nuestra hija, y nos fuimos a The Good Burguer, una cadena de hamburguesas que nos sorprendió de una manera muy positiva, pues la carne está rica, rica y parece bastante más natural que la de las cadenas tradicionales; sin embargo, lo mejor son las patatas fritas, muy sabrosas, en su punto de sal y crujientes. Un buen descubrimiento, que repetiríamos en días posteriores.
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Fontana di Trevi |
Después de la cena, al hotel a descansar, pues al día siguiente nos esperaba una nueva visita a la Ciudad del Vaticano para recorrer los Museos y más...
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