Hace tiempo circuló por
las redes sociales un artículo de una presunta profesora que hablaba sobre la
incorrección que suponía el uso de la palabra "presidenta".
Indicaba que ella
estudió en párvulos (el equivalente a la Educación Infantil actual) con la
cartilla con las nociones básicas para aprender a leer: la "a" de
araña, la "e" de elefante, etcétera, y con El Parvulito, un libro con
muchas lecturas, y que le enseñaron la gramática correctamente. En el artículo
echaba pestes de los periodistas, los políticos y la gente en general que
utilizaba dicho término en femenino.
Bien, pues yo voy a
discrepar de la profesora que ha escrito ese artículo, ya que somos de la misma
edad, yo también aprendí a leer con la cartilla de párvulos y El Parvulito,
pero parece que no asimilamos los conceptos gramaticales de la misma manera. Con
el agravante de que ella es docente y está enseñando a sus alumnos de manera
deficiente.
Dice: "...en
castellano existen los participios activos como derivado de los tiempos
verbales. El participio activo del verbo atacar es 'atacante'; el de salir es 'saliente';
el de cantar es 'cantante' y el de existir, 'existente'. ¿Cuál es el del verbo
ser? Es 'ente', que significa 'el que tiene entidad', en definitiva 'el que
es'. Por ello, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de
ejercer la acción que expresa el verbo, se añade a este la terminación
'-nte'.
Así, al que preside, se le llama 'presidente'
y nunca 'presidenta' , independientemente del género (masculino o
femenino) del que realiza la acción."
Ella pone otros
ejemplos, como "estudiante", "paciente" o
"independiente", así que yo también voy a poner algunos: "cliente/clienta",
"gobernante/gobernanta", "sirviente/sirvienta", etc.
En su exposición comete
un error grave, porque “Presidente” es el antiguo participo activo
del verbo “presidir”. Pero no se forma con la raíz de este y el participio
activo de “ser”, sino con dicha raíz y el sufijo “-nte”, definido por el DRAE
de la siguiente manera: “-nte. 1. suf. Forma adjetivos verbales, llamados
tradicionalmente participios activos. Toma la forma -ante cuando el verbo base
es de la primera conjugación, -ente o -iente, si es de la segunda o tercera.
Significa 'que ejecuta la acción expresada por la base'. Agobiante, veraneante,
absorbente, dirigente, dependiente, crujiente. Muchos de estos adjetivos suelen
sustantivarse, y algunos se han lexicalizado como sustantivos y han generado, a
veces, una forma femenina en -nta. Dirigente, dependiente, dependienta”.
Los participios activos,
como se ve, son adjetivos, pero muchos se sustantivan y actúan como
sustantivos. Cuando se refieren a persona asumen el género correspondiente al
sexo de la persona que mencionan: “dependiente/dependienta”;
“asistente/asistenta”; “intendente/intendenta”... Por tanto, si la acción de
“presidir” es ejercida por un varón, se le llama “presidente”; pero si es por
una mujer, se dice “presidenta”.
Ahora bien,
“presidente”, por su terminación en “e” permite que se le aplique también, opcionalmente,
el género común, el que se usa indistintamente para varón y hembra. De ahí que
sea tan válido decir “el presidente” o “la presidente”, como “el presidente” o
“la presidenta”. La tendencia mayoritaria es a usar el femenino, forma que
terminará por generalizarse, según el criterio de la Real Academia Española.
No es cierto que “ente”
sea participio activo del verbo “ser”, aunque en su evolución etimológica,
“ente”, que es de origen latino, tuviese relación con “on, ontis”, participio
del verbo ser en Griego. En Castellano el participio activo de “ser”, hoy en
desuso, es “eseyente”. Su desuso es tal, que puede decirse que el verbo “ser”
no tiene participio activo.