martes, 31 de julio de 2018

Vacaciones en Roma




Primer capítulo de nuestro viaje a Roma y Ciudad del Vaticano 


    Introducción


La leyenda dice que si tiras una moneda con la mano derecha por encima del hombro izquierdo de espaldas a la Fontana di Trevi, tienes garantizado el regreso a Roma. Nosotros cumplimos con el ritual el primer día de nuestra estancia, por lo que ya estamos pensando en volver a la Ciudad Eterna.

Y es que como dice otro mito, para ver Roma se necesita una vida entera. Nosotros hemos pasado una semana, y solo hemos visitado una parte del amplísimo repertorio de monumentos, museos, iglesias, plazas, etc. Y eso, que a medida que vas caminando por las calles de la ciudad, van apareciendo nuevos hitos que admirar, porque en Roma, te surgen maravillas en cualquier esquina.

Debo decir que yo había hecho una planificación previa del viaje, diseñando itinerarios, ajustando las visitas para que la hora de las comidas nos coincidiera con la cercanía a alguno de los restaurantes o trattorias recomendados por amigos o a través de los blogs consultados, teniendo en cuenta los desplazamientos o las visitas concertadas. Al final, y sobre la marcha, hubo que modificar parte de las rutas iniciales.

    Antes de volar

      El paso previo, una vez teníamos claras las fechas del viaje, fue buscar alojamiento. Las premisas eran encontrar un hotel con un mínimo de 4 estrellas, lo más céntrico posible, y a un precio razonable. Solo buscamos los que ofrecían alojamiento y desayuno, ya que el resto de comidas las haríamos sobre la marcha. El establecimiento elegido fue el Hotel Anglo Americano, situado en la Via delle Quattro Fontane, en un edificio del siglo XVII en pleno centro de Roma, a 2 minutos a pie de la plaza y la estación de metro de Barberini, cerca de la Fontana di Trevi y la Piazza di Spagna.


Pasos previos: guías, mapas, tarjetas, etc.

      Después del hotel, era el momento de buscar vuelos. La opción final fue hacer el viaje con Iberia, en clase turista plus, que te permite elegir los asientos que desees, y llevar un bulto de equipaje en la bodega, aparte del equipaje de mano en cabina.


      Con los billetes de avión en el bolsillo, había que pensar en los traslados aeropuerto-hotel y hotel-aeropuerto. Aquí lo tuvimos clarísimo después de la buena experiencia del año anterior en nuestro viaje a París. Hicimos la reserva con la empresa Sixt myDriver, que pone a tu disposición vehículos de alta gama con conductores muy profesionales. El precio es algo superior al de un taxi, pero es muy cómodo, pues te van a recoger a la salida del aeropuerto y al hotel.

       Por último, faltaba la opción de comprar alguna tarjeta turística, que en un mismo paquete incluye abono de transporte, entradas a monumentos y museos, etc. Adquirimos a través de internet el pack compuesta por la Omnia Card y la Roma Pass.

      Omnia Card es una tarjeta vinculada al Vaticano que te permite acceder a la Basílica de San Pedro y a los Museos Vaticanos-Capilla Sixtina sin tener que soportar las largas colas que se forman para entrar. Puede parecer algo innecesario, pero estas colas pueden suponer una espera de dos o tres horas… Además la tarjeta te permite utilizar sin límite de subidas y bajadas la línea de autobuses turísticos asociados, y que hacen un recorrido por los principales monumentos e iglesias de Roma. La validez de esta tarjeta es de tres días desde el momento del primer uso, por lo que conviene activarla a primera hora de la mañana.

       La Roma Pass es una tarjeta emitida por el Ayuntamiento de Roma, con una validez de tres días desde la primera activación, y que sirve para utilizar sin límite la red de transporte municipal (metro, autobús, tranvía), y te da acceso libre a los dos primeros monumentos o museos de una larga lista, e importantes descuentos en el resto. La lista incluye el Coliseo-Foro-Palatino (entrada conjunta), Castel Sant’Angelo, Museos Capitolinos, etc.

          Con esto, ya solo nos faltaba llenar las maletas y esperar al día señalado.